Lola Hierro es reportera de El pais, una incansable viajera y una mujer admirable. Estoy segura de que os va a parecer una entrevista muy interesante.

 

¿Cuántos viajes has hecho sola? ¿Nos cuentas brevemente?

Si te soy sincera, no tengo ni idea. He hecho viajes grandes y pequeños, de un fin de semana en España y de un mes en África, por ejemplo. Nunca me he puesto a contarlos y ahora seguro que me olvidaría de más de uno. Sí puedo decir que la primera vez que viaje sola fuera de España fue, creo recordar, a París. Tenía 18 años recién cumplidos y me largué a visitar a un romance que tenía yo por aquel entonces. Con 20 fui a Nueva Orleans para cubrir un congreso de cardiología para el diario donde trabajaba. Y unos meses después a Suecia, a un festival de música Rock con el que me encapriché.

–  ¿Qué consejos les darías a las mujeres que no se atreven para que diesen el  primer paso y salieran en busca de esa experiencia viajando sola?

Siempre digo lo mismo: que no hay por qué empezar la casa por el tejado. No veo muy claro irte a dar la vuelta al mundo sin billete de vuelta si nunca has viajado sola. Creo que es mejor iniciarse poco a poco: primero, un fin de semana sola fuera de tu ciudad pero dentro de tu país. Luego, un puente en alguna ciudad europea donde te sea fácil moverte y hacerte entender. Luego, un poco más lejos, un poco más de tiempo. Y así, así… ¡Al final te haces con el mundo entero!

 – Para muchas mujeres el viajar sola no es una elección, existen circunstancias que las «obligan» a elegir entre no viajar o hacerlo solas. Si hubieran podido elegir hubieran elegido el viajar acompañadas. En tu caso, ¿Los viajes que has hecho sola han sido por elección propia? ¿Son todos por tu profesión de periodista o también por placer?

Las cuatro cosas: he viajado sola a veces por elección, a veces por obligación, y lo hago por trabajo y por placer. No me disgusta viajar acompañada pero sé por experiencia que no es fácil encontrar alguien con quien aguantar tantas horas y días y semanas sin que haya ningún problema. Hay que elegir con cuidado porque se te puede arruinar el viaje. Y en cuanto a las salidas por mi profesión o por placer, son un poco distintas. Aunque siempre intento ir con ojos de periodista, en las de trabajo me canso más, porque voy como un torpedo haciendo mil cosas a la vez, pero también siento que las aprovecho más. Las de vacaciones son geniales porque voy sin responsabilidades ni agobios, pero a veces me quedo pensando que me quedaron muchas historias por conocer.

 – ¿Algunos de tus viajes sola marcaron un antes o un después en  alguna etapa de tu vida?

Supongo que el mes que pasé en Etiopía en 2014. Tuve mucho tiempo para pensar y ordenarme la cabeza (o desordenármela más, no sé). Fue también mi primer encuentro con África y desde entonces casi solamente viajo a este continente. Me ha robado el corazón.

– ¿Tienes costumbres recurrentes cuando viajas sola? ¿Qué cosas son las que más te gustan hacer viajando sola?

Una mala costumbre recurrente es ir perdiendo cosas por el camino. Soy un despiste de persona y siempre la lío con algo. Por suerte nunca me ha ocurrido nada grave. Una más inofensiva es visitar mercados y supermercados. Me encanta ver qué come la gente de los países que visito, qué productos se venden… Por un mercado puedes conocer a una sociedad entera.

 – ¿Cómo dirías que son las mujeres viajeras en cuanto a cualidades?

No puedo responderte a esta pregunta porque no me gusta generalizar, porque no conozco tantas y porque no me gusta hacer distinciones entre hombres y mujeres en este tema. Si dijera: las mujeres son más valientes, o más precavidas, o menos aventureras… estaría mintiendo porque cada persona es un mundo. Conozco hombres y mujeres que viajan solos y solas y yo les veo bastante parecidos: independientes, aventureros, lanzados, con las prioridades claras, amantes de conocer personas y lugares nuevos… Buena gente 

 – ¿Qué te dice tu entorno de viajar sola?

Lo mismo que cuando viajo acompañada: que tenga cuidado y que me lo pase bien. No me dicen mucho porque ya está todo el mundo acostumbrado a verme con la mochila a cuestas.

– Cuando viajas sola ¿Qué cosas te llevas siempre en tu maleta?

Lo mismo que cuando viajo acompañada, otra vez. No puede faltar un buen botiquín, ropa cómoda y fácil de lavar y secar, bolis, libretas, cámara de fotos, ordenador…

– Un sentimiento que defina tus viajes en cada etapa antes, durante y después del viaje

Antes: ganas, excitación. Durante, según el día, porque no por estar viajando estoy siempre feliz, tengo días buenos y malos, como en Madrid. Después, nostalgia y alivio. Lo primero, porque generalmente me gustan todos los sitios a donde voy y me vienen a la cabeza recuerdos bonitos. Lo segundo puede sonar raro pero es la sensación que experimento después de visitar contextos complicados donde se dan situaciones de pobreza, donde hay un conflicto, donde la gente no puede vivir bien y sufre enfermedades, hambre, estrecheces… Cuando vuelvo a mi casa y veo mi cama, mis libros, mi nevera llena y a mi familia sana yo solo siento alivio y agradecimiento; creo que somos unos privilegiados por vivir como vivimos, pero nuestros grandes problemas pequeñoburgueses no nos permiten verlo.

– ¿Alguna vez te has tomado o se te ha pasado por la cabeza tomarte un año sabático para viajar sola?

Buah, no uno, sino diez. Siempre estoy pensando en ello y haciendo mil planes imposibles pero, hoy por hoy, la prioridad es el periodismo y mi carrera, así que no hay año sabático que valga. Pero más adelante lo haré, lo tengo en mente.

– Muchas de las mujeres viajeras que hemos conocido nos han contado que durante sus viajes han descubierto una parte creativa que no conocían y  se han sorprendido pintando, escribiendo, dibujando, componiendo, disfrutando de la fotografía. ….¿Te ha sucedido a ti algo parecido?

En mi caso han ido ambas cosas siempre unidas porque yo escribía antes de empezar a viajar y empecé a hacer fotos por razones laborales, no por los viajes. Quiero decir que siempre que he viajado, he escrito y he tomado fotografías, me cuesta concebir una cosa sin la otra. Creo que si tuviera que irme por ahí sin la cámara y el cuaderno no sería capaz, sería como hacer el camino a medias. Y en cuanto a la música y el dibujo, soy negada aquí en Madrid y en la China.

– ¿Qué papel juega la intuición en tus viajes?

No tengo ni idea, la verdad. Creo que no presto demasiada atención a eso. Me tengo por una persona práctica y precavida, y gracias a esto último no he tenido nunca ningún contratiempo serio (toco madera). Es decir, si una persona me da buen rollo, a lo mejor me quedo hablando un rato con ella o me tomo un café, pero jamás me metería en el coche de un tipo por mucho que mi intuición me dijera que es una bellísima persona. Seguro que me pierdo experiencias supersónicas, pero yo prefiero pecar de rancia y volver entera a mi casa.

– ¿Alguna lección que no hubieras aprendido sino hubieras viajado sola?

No hubiera aprendido lo importante y necesario que es estar sola, por ejemplo. Y lo importantes que son en mi vida mis padres, hermanos, pareja, amigos…

– ¿Nos recomiendas, por último, un destino para viajar sola que te guste especialmente?

Yo animo a que los hombres y mujeres que me lean se atrevan a viajar solos y solas por África. Kenia, por ejemplo, es un país fácil, accesible y lo bastante desarrollado como para que uno no tenga problemas y se sienta a gusto. África es maravillosa, ¡no la descartéis de vuestros planes!