Día 13 y último: Los valientes se hacen cicatrices, son sus marcas de guerra al final de la vida. No sirve de nada esconderse. En Cuba tienen un dicho que es «si está para ti, ni aunque te quites. Y si no lo está, ni aunque te pongas» Es mi frase preferida, siempre dije que a los 90 años no quería haberme dejado nada por hacer. Nos va a pasar todo lo que nos tenga que pasar, mejor que pongamos las cartas sobre la mesa con la vida y juguemos. Y eso es no guardarte nada, ser una kamikaze y llegar hasta el final. En eso consiste todo, en viajar por fuera y por dentro, soltando lastre que no te deja avanzar para coger cosas nuevas. Eso he estado haciendo estos días, si lo he compartido ha sido porque creía que podía ayudar a alguien y porque yo lo necesitaba.
Me siento abrumada por la cantidad de mujeres que me han contado cosas muy personales. Supongo que hay quien cree que yo me he pasado de personal también, pero soy así, impúdica perdida. 🙂
En general esto para mi no han sido unas vacaciones, esto es otro rollo. Pasan tantas cosas y estoy todo el día pensando, siento que trabajo en mi, pero en una ubicación diferente. Además escribo muchísimo y eso me reconforta y acompaña.
Extraño a mis hijas, es la principal razón por la que quiero volver, pero no la única. Me encantaría tener el valor (y la economía) para lanzarnos las 3 a vivir así, en un viaje perpetuo. Pero no puedo, ellas no necesitan lo mismo que yo. A mí me gusta mi vida, no es perfecta pero tiene la mayoría de las cosas que quiero, y tengo ganas ya de retomarla. Yo no viajo por necesidad de huida, sino por necesidad vital de mirarme de lejos y valorar lo que tengo, de aprender y de vivir cosas nuevas, porque siempre odié la rutina.
Estos viajes sola son seguramente lo más creativo que voy a hacer, después de la maternidad. En ellos bullo, mi mente se escapa y no sé, ni quiero, pararla. Hay algo muy poderoso en mirarse de lejos, aprendes a quitarle hierro a lo que a veces te hunde.
No hice snorkel, como todo el mundo me recomendaba en Gili, ni Surf en Bali, pero porque no veo, soy miope perdida. Y porque me angustia estar debajo del agua, cada uno tiene sus handicaps, pero si que quise. Tantas cosas que nuestros miedos relegan…
Si he hecho mucho yoga, en Ubud en el maravilloso Tha Yoga Barn, donde me hubiera alojado encantada. Y en Gili Trawangan he ido a The yoga place, su clase en la playa al atardecer es de esos momentos que se te quedan grabados para siempre, como la arena en las rodillas.
Y para atardeceres maravillosos, en Bali ir a Blue Point, zona de surfistas, y pasar de Uluwatu, que es una decepción total. Y en Gili Trawangan por ejemplo Casa Vintage, me lo recomendó una viajera de tantas que me han ayudado en este viaje, mandándome consejos y sitios a los que ir. Cualquiera de los chiringuitos de playa de Gili os garantizará el mejor
Recorrer la isla de Gili Trawangan en bici es una experiencia de libertad y felicidad. Hacerlo, aunque os duela el culo tres días, entre eso y el yoga me voy con las piernas más duras, la piel más morena y la sonrisa más profunda.
Al final, creo que he elegido bien los lugares a los que ir (excepto los Bungalows Good Vives de Gili, que no vengáis ni locas) Pero me angustiaba venir sin mucho preparado y no había motivo, he fluido, además desde Booking hay mil hoteles que podéis reservar en el mismo día incluso.
Podía haberlo hecho más participativo, yendo a hostels por ejemplo, para conocer gente y socializar, pero no quería realmente, creo que tenía que estar sola este tiempo para volver nueva.
Hay momentos para todo.
Vuelvo nueva y siendo la de siempre, qué paradoja, quien me entienda que me compre.
Pero siempre recordaré este viaje. Y a vosotras, que me habéis acompañado (y a algunos hombres que también, me alucina lo que les gusta esto de Viajo sola, un día me gustaría que nos lo contaran…)
Aquí termina este Diario de Viaje, y «Viajo sola» como proyecto sigue de otra manera, contando los viajes de otras mujeres valientes, aportando ideas y motivación para que os lancéis y perdáis el miedo.
Esto lo hemos estado escribiendo entre todas, me habéis dado ilusión y empuje. Espero haber sabido devolverlo.