ANA PALACIOS PARA PROYECTOVIAJOSOLA
Empezamos una serie de entrevistas a fotógrafas que viajan solas. A veces por necesidades de su trabajo y otras por afición, pero sobre todo aprovechando esa concentración que te da no depender de nadie para plasmar la realidad a través de sus lentes.
Comenzamos con Ana Palacios, una periodista y fotógrafa a quien admiro mucho por su interesante trabajo documentando la realidad de mujeres y niños, realiza proyectos interesantísimos, no dejéis de visitar su web .
Destacaría su proyecto sobre albinos en África, partos (trabajo que sólo puede realizar una mujer que viaja sola seguramente). Muy centrada en el mundo de la cooperación, sus fotos de leproserías, psiquiátricos, asilos, hospitales, orfanatos, hogares para mujeres desahuciadas, centros para niños con VIH merecen toda la proyección, por las realidades que documenta.
¿Por qué necesitas o prefieres viajar sola para hacer fotos?
Porque la experiencia es mucho más intensa. Lo que vives y fotografías, no lo puedes compartir en ese momento, y eso hace que lo tengas que digerir tu sola, sin consuelo o sin gratificación. Como una olla a presión sin válvula. Es dar un paso allá de la de la zona de confort.
¿Ha cambiado en algo tu mirada de fotógrafa viajando sola?
Desde que hago fotografía humanitaria siempre lo he hecho sola, así que en todo caso ha evolucionado, a la vez que yo como persona.
¿Tienes alguna anécdota relacionada con la fotografía y tus viajes sola?
La cara de sorpresa de una mujer de la tribu Gumúz de Etiopía, que se vió por primera vez en la pantalla de la cámara cuando le mostré su foto, estábamos solas, fue una conexión única entre ella y yo.
¿Qué países te han sido más fáciles o más difíciles siendo una mujer sola con una cámara al cuello?
Más que países han sido situaciones puntales en distintos países. Tras muchos tramites no conseguí entrar en una cárcel de Togo, seguramente si hubiera sido hombre o hubiera ido con algún fixer del país habría sido más fácil. Y por el contrario, gracias a ser mujer e ir sola, lo cual facilitaba la intimidad y la complicidad, he podido documentar partos de principio a fin en Benin o en India.
¿Cómo organizas el equipo fotográfico teniendo en cuenta que viajarás sola? ¿ Qué sueles llevar?
Lo mínimo posible. Tengo ópticas fijas pero me di cuenta de que, por la velocidad del trabajo, siempre terminaba usando el zoom 24-70mm de Canon, así que ya casi no llevo ópticas fijas. También paseaba el monopie y no lo usaba, ahora solo llevo un pequeño trípode que sólo uso cuando hago vídeo. En mi fotografía están pasando cosas constantemente, no tengo tiempo en general de hacer fotografía reposada, con lo cual intento optimizar peso y material.
¿Les recomendarías a otras fotógrafas viajar solas para centrarse en su fotografía?
Creo que es una decisión muy personal. A mí me funciona pero no tengo claro que sea algo universal.
Por ejemplo, cuando he pasado miedo en algunas situaciones peligrosas, me he paralizado y no podía ni pensar ni trabajar. Desde aquello decidí no adentrarme en terrenos donde corriera peligro, porque no era efectiva fotografiando y por tanto mi trabajo no serviría de nada. Hay grandes fotógrafos haciendo conflictos, que no sólo no les paraliza, sino que les da fuerza para contar al mundo lo que allí sucede. Pues bien, esa no soy yo. Yo he preferido centrarme en documentar vulneraciones de los Derechos Humanos en países en construcción de paz o postconflicto donde hay mucho que contar y de gran interés.
Como mujer que observa el mundo con detenimiento a través de una lente, ¿Qué conclusiones sacas de la situación de la mujer en general? ¿Notas avances desde tu posición de observadora?
Desde mi experiencia personal, sobre todo en África Subsahariana, creo que la mujer tiene mucha fuerza en la unidad familiar y en las labores comunitarias, pero ha sido un trabajo poco reconocido, ensombrecido por los grandes patriarcados.
Es ahora cuando empiezan a levantar su voz y a ocupar espacios en la vida pública, pero todavía queda mucho por hacer para que haya una igualdad real de género. Aunque, por desgracia, creo que esa es una asignatura pendiente en todo el mundo.